Hablando de: ESTRÉS

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El estrés es uno de los conceptos más populares pero más desconocidos por la mayoría de las personas. El abuso del término ha creado tal confusión que cada persona lo entiende de manera diferente.

Por un lado, la visión más generalizada que se tiene del estrés es la de “vivir en un desagradable ajetreo continuado, sin apenas descanso”. Por otro, el significado más común es el de “presión que se experimenta a partir de algo que sucede en el ambiente inmediato”. Estas interpretaciones son ciertas, efectivamente, pero sólo en parte.

La propuesta de estrés más aceptada actualmente por la comunidad científica es la del modelo cognitivo-transaccional que propusieron los psicólogos Richard Lazarus y Susan Folkman. Para ellos “el estrés no es ni un estímulo ambiental, ni una característica de la persona, ni una respuesta, sino una relación entre las exigencias que plantea el ambiente (situación, suceso, problema) y la capacidad para enfrentarse a ellas sin costes irrazonables o destructivos”. Por esta razón, el estrés lo definen como “un conjunto de relaciones particulares entre la persona y la situación, siendo ésta valorada por la persona como algo que grava o excede sus propios recursos y que pone en peligro su bienestar personal” (Lazarus y Folkman, 1984).

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En otras palabras. Hoy día el estrés se interpreta como un proceso interactivo en el cual se combinan (a) los requisitos de una situación para ser resuelta y (b) los recursos fisiológicos, psicológicos y sociales de la persona para afrontar y resolver dicha situación. Los requisitos de la situación dependen de la interpretación y valoración subjetiva que la persona hace sobre cómo dicha situación afectará a sus intereses. A su vez, los recursos de afrontamiento también son valorados por la propia persona, pudiendo ser tanto óptimos como deficientes, aunque realmente no lo sean. Este error en la valoración de los recursos propios originará también una mayor reacción de estrés, una mayor sobrecarga, y un peor aprovechamiento de los recursos propios (SEAS, 2011).

Del modelo cognitivo-transaccional podemos extraer tres conclusiones básicas:
  • Estrés como proceso. El estrés puede entenderse como una sobrecarga para una persona. Esta sobrecarga depende tanto de las demandas de la situación como de los recursos con los que cuenta la persona para afrontar dicha situación. Cuanto mayores sean las demandas de la situación y cuánto menores sean los recursos de la persona, mayor será la sobrecarga.
  • Estrés como estímulo. Las situaciones tienen capacidad para generar diferente grado de estrés a través de la demanda de recursos para ser afrontadas.
  • Estrés como respuesta. Por un lado, dos personas pueden reaccionar de manera diferente a una misma situación. Por otro, una misma persona puede reaccionar de manera diferente a una misma situación en dos ocasiones distintas.

Finalmente, cuando el proceso de estrés se hace crónico, esto es, una situación generadora de estrés se mantiene el tiempo suficiente como para llegar a exceder la capacidad de afrontamiento de una persona, aparece lo que se conoce como síndrome de burnout o "de estar quemado".


JOSÉ LUIS PARDO
psicólogía del rendimiento

Fuentes consultadas:
  • Lazarus, R.S. y Folkman, S. (1986). Estrés y procesos cognitivos. Barcelona: Martínez Roca.
  • Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, SEAS (web)